Hoy escribí bastante, para sorpresa de los 5 otros, pues suponían que con tanto vicio mi inspiración se ahogaría. Pero no fue hasta que decidiste llamarme en que yo decidí archivar lo mío y optar por recordarte una canción que escuchaste entre mis brazos tan solo una vez, que resume en tan poco el todo que me consume… y sí, Julieta mía… me acuesto a encontrarte… tan bebido como vos. De Juan Luis Guerra… Testimonio.
No necesito pastillas
para dormir si estás conmigo.
Todos los sueños florecen
cuando me hablas al oído.
No necesito millones,
ni acorralar los corazones.
todo el cielo enamorado se cuela.
No necesito decirte
dos mil quinientas veces
multiplicado por siete
que te espero noche y día.
Que me disculpen los sabios,
pero la sabiduría
duerme detrás de tu oreja
y no en Grecia,
como la historia creía.
Ábreme la noche y ven a ver
cómo te puedo querer eternamente.
Cúrame la sombra al caminar,
que se corre si no estás.
No necesito violines,
pizzicatos en el pecho.
Eres todo mi concierto,
la más bella sinfonía.
Que me disculpe el poeta,
pero toda la poesía
la encuentro sobre un maddero.
Y me verso con tus rodillas que riman.
Ábreme la noche y ven a ver
cómo te puedo querer eternamente.
Cúrame la sombra al caminar,
que se corre si no estás.
No necesito pastillas
para dormir si estás conmigo.
Todos los sueños florecen
cuando me hablas al oído.
No necesito millones,
ni acorralar los corazones.
Y solo en tu cafetera
todo el cielo enamorado se cuela.
Camael, Blogging Out.
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