miércoles, 15 de agosto de 2007

Carta Cani 22


Dejaré de ser críptico en mis entradas en este blog, aunque sea por esta vez. Me encantaría poder ponerle un estilo literario definido a lo que tengo que decir pero, al final de cuentas, en todo este tiempo el forzarme a escribir “lindo” ha sido lo que más ha evitado que saque de una buena vez lo que tengo dentro. Nunca nada de lo que escribía era suficientemente bueno. Sin temor a exagerar, diría que cerca de cien cartas y poemas inconclusos nunca vieron el amanecer luego de nacer en mi mente y ser traspasadas a papel y bytes, cuando yo sabía hace mucho que si no salía íntegro de mi corazón, lo que tuviera que decir se perdería, quemado y borrado por un pseudo-poeta con el corazón entero a fuerza de parcharlo con suspiros. Pues bien, lo que tengo que decir se lo tengo que decir a una sola persona, así que discúlpenme por ignorarlos unos momentos y escribirle directamente a quien sé lee este blog de vez en cuando y espero me siga tratando de entender.


CANI:

Demonios… ¿como te digo todo esto?...

En tan solo unas horas se cumple un año desde la última vez que te vi, subiéndote a un bus. Para mí, para nosotros, era tan solo un lapsus, algo de tiempo entre un beso y el siguiente, pero el destino, la maldad del hombre y el dolor se encargaron de que nunca más nos viéramos (106). Un 15 de agosto, hace un año, mi corazón volaba con las alas que tú le ayudaste a encontrar, elevándose con un viento huracanado hecho solamente de suspiros. Volaba a donde estuvieras, a acompañarte y esperarte, a guiarte de vuelta a mí… Pero en tan solo 2 semanas, todo cambió… y mi corazón se fue contigo. Lo extraño. Te extraño.

Desde hace mucho, y te lo dije alguna vez, decidí que guardaría luto por una relación una semana por cada seis meses de relación, porque seguir viviendo de recuerdos era uno de los peores errores que se podían cometer. Pues bien… fuiste mía 5 meses, llenos de puro Amor, en todas sus formas posibles. Miradas, besos, roces, caricias, regalos, regalitos, complicidad, compromiso, cariño, pasión. Cuando todo acabó y perdí tu rastro, que seguía con alfileres sobre el mapa, quise olvidarme de ti. Excomulgarte de ese pacto que hicimos un primero de mayo, el de amarnos para siempre. Dejarte libre y quitarme la maldición que sabía muy bien vendría cada noche a recordarme que eres la mujer de mi vida (136). Una semana pasó… luego un mes… ya ha sido un año y me encuentro hoy, de nuevo, escribiéndote, como si no te hubieras ido jamás, porque nunca lo hiciste. Un luto se volvió una vigilia sin fin.

Traté de amar de nuevo, aunque fuese en minúsculas, por más que quisiese fuese con mayúsculas. De hecho, en este tiempo a la deriva conocí a quienes ahora son mis amigas entrañables, y a un par que nunca más me volverá a hablar. Las quise y me quisieron, pero mi corazón no estaba cuando lo buscaban. Invariable e inexorablemente, estaba anclado a tu lado, deseándote fuerzas para comenzar de nuevo y estar ahí cuando volvieras a sonreír.

Me pregunto si algún día mi corazón se rendirá. Si dejaré mis recuerdos hundirse por fin en el océano de mis memorias, sin marcar un hito, sin dejar una boya donde bucear a buscarte. Pero me recuerdo una vez más que el corazón no tiene más misión que seguir latiendo… aunque cada latido sea para ti (181).

Celebré tu cumpleaños. Celebré la noche cuando te conocí, junto con el amanecer en que te besé por primera vez. Celebré el primer día en que fuiste mía. Celebré nuestro aniversario… cada vez, sin ti. Hoy, por no ser menos, celebro el día en que te vi por última vez. Esta ocasión, por fin, es distinta.

Hoy celebro el día en que lo único que queda en mi alma es la esperanza de verte, aunque sea esa ultima vez, para decirte adiós o reclamarte mía. Mi Amor, Mi Julieta, Mi Vida… Mi Mujer.

Déjame reciclar una despedida que sé nunca leíste:

Te Ama, Profundamente y sin miedo…


Camael Camus


Camael, Sighing My Way To Drunkness…

No hay comentarios:

Publicar un comentario