miércoles, 15 de octubre de 2008

No Existen Las Almas Gemelas

Una vez escritor, se escribe por siempre. Una vez noctámbulo, Selene es tu amiga fiel. Una vez tu corazón sabe de felicidad, siempre quiere más. Lo único que necesita el escritor para escribir de verdad es tener algo que contar.

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No existen las almas gemelas. Sería lo mismo decir que dos copos de nieve fuesen exactamente iguales, exprimirnos la mente y dedicarnos toda una vida para buscar esos copos. Recrear las condiciones meteorológicas en un ambiente controlado y luego de tanto tiempo decir tranquilamente que tenemos dos iguales... y nada más. Son iguales, sin un misterio, sin una pequeña diferencia, que de existir, sería lo que verdaderamente traería fascinación al verlos. Son tan similares, pero...

No existen las almas gemelas. El mismo concepto desafía su propia lógica. Las falencias de uno el otro no puede compensar. El dolor de uno no puede ser curado por el mismo dolor del otro. Dos almas que sueñen con lo mismo no tendrán alguien que crea en ellos y diga: ¿Por qué no?... y sin embargo la felicidad en el Amor se define así.

¿Por qué será, me pregunto? Si alguien encontrase un paraíso en esta tierra, ¿no desearíamos a nuestro lado a alguien distinto a nosotros para mostrarle lo que no ha visto, cantarle lo que no ha escuchado, susurrarle los secretos que no conoce, abrir por él las puertas que ha ignorado, enseñarle lo que no sabe, o simplemente hacerle cerrar los ojos y abrírselos entre risas diciendo: Esto es para Tí?

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Las Almas gemelas no existen, pero aún así, la verdadera descripción de ese concepto se oculta justo al final de nuestros brazos. Las "Almas Gemelas" son como nuestras propias manos. Un médico necesita sus dos manos, pues mientras una sostiene el corazón de un niño, la otra da las puntadas que le devolverán la vida. Un dentista necesita sus dos manos, pues está ambas el poder de devolver la sonrisa a un rostro destruido. Un escritor (cómo olvidarlos) depende de sus manos, ya sea sobre sublime papel o un mísero teclado, en lo que es a mi parecer, una analogía perfecta. Dos manos danzando, completando ideas a golpes de tecla, siguiendo con su rapidez y precisión el ritmo incesante de nuestra mente, para dejar plasmadas, en divino pliego o irrisorios bits, las ideas que podrían cambiar el mundo o simplemente... arrojar algo de luz en el camino de algún alma perdida. Es nuestra mente la que descubre e idea... pero son nuestras manos las que crean, las que cambian el mundo. Complementos perfectos. Como las Almas que tantos soñadores buscan. Como la mujer u hombre que todo ser humano desea. El transformar simple movimiento en un vals. El transformar deseo en realidad.

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Las almas gemelas no existen, entonces. Y sin embargo ha jugado el destino a que nuestros caminos se crucen con el de alguien más. Pero no somos ni siquiera dos manos. No nos gobierna una misma mente ni nacimos del mismo cuerpo. Entonces... ¿acabo de tirar una retahíla gigantesca de alusiones y metáforas a la basura?

Hahaha... No, Lectores. Simplemente el definir la condición de que alguien es para otro no se podría definir ni en cien enormes volúmenes. Tan solo debemos conformarnos con una frase o dos que hagan que pensemos bien en todo lo que ha pasado, el presente que recorremos y el futuro que tenemos en frente.

Las Almas Gemelas son como dos manos, que sin ser de un mismo cuerpo ni respondiendo a una misma mente deciden entrelazarse. Suplir sus falencias, potenciar sus habilidades, protegerse con fiereza ante el daño, curar sus heridas, abrir las puertas que les depare el destino y atravesarlas juntas... de la mano.
Camael, Blogging Out...

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